La Mesa Directiva del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires Distrito 9 (CAPBA 9) y sus especialistas del Instituto del Hábitat y el Territorio (IHAT) manifestaron preocupación por la futura realización del Enduro del Atlántico en el sector de playas de La Perla y zona norte y advirtieron que el tránsito de centenares de moto por la costanera marplatense tendrá consecuencias ambientales.
El “Enduropale” se llevó a cabo durante varias ediciones en Necochea, con la participación de motos y cuatriciclos que recorrieron un extenso circuito en la playas de esa ciudad, que tiene un frente costero totalmente distinto al de Mar del Plata, no sólo en la cantidad de metros y ancho de arena disponibles, sino también porque se trata de un espacio sin un escollerado de piedra y con una separación entre público y motos considerable, a pesar de lo cual el municipio decidió no realizar más esta carrera por el impacto producido en sus playas.
Sin embargo, “la Municipalidad del Partido de General Pueyrredón aceptó la propuesta de ser la nueva sede y decidió sin pasar por el Honorable Concejo Deliberante hacerlo en playas del norte de Mar del Plata, en las parcelas públicas de La Perla y Constitución, un sector frágil, con poca arena y muy sometido a la constante erosión», indicaron los arquitectos.
Recordaron además que «esta fracción ya fue eje de nuestros reclamos por estar signado por el abandono de infraestructura desde hace años y donde ahora ve irrumpir un acontecimiento de alto impacto ambiental, que no cuenta con los estudios previos para medir ese impacto y con un impresionante movimiento de arena para la construcción de un circuito de más de 5km de ida y vuelta, con rampas y maquinas circulando, que obstaculizan el uso de la playa por 15 días en plenas vacaciones de invierno”.
“Es nuestra preocupación una vez más, el mal uso del espacio público para actividades que reportan recursos escasos o nulos, con un impacto en lo ambiental, auditivo, y con circulación de vehículos motorizados en la arena, actividad prohibida por ley. Se suma a esto la construcción de un parque cerrado, zona de boxes y manipulación de combustibles y aceites en sectores de playa con los inherentes riesgos de contaminación”, sostuvieron los profesionales.
Además indicaron que otra de las observaciones “que pudimos hacer en los primeros trabajos de trazado de pista es el movimiento de arena que tiene una superficie estimada en 230.000 m2, afectando la dinámica natural de la misma y destruyendo los pocos sectores de naturaleza con especies autóctonas, que se habían recuperado sobre accesos a playas y en sectores de barranca».
«Sería mucho mejor estudiar áreas donde no ocurran estos inconvenientes o sus impactos puedan ser fácilmente mitigables. También creemos que se deberían haber dado los pasos legales correspondientes, tales como la autorización del Concejo Deliberante y no solo por el EMDER y EMTUR y cumplimentar lo que la legislación pide referido al estudio de impacto ambiental previo a la actividad», consideraron desde el CAPBA9.
“Un evento de esta naturaleza en el espacio público de playas, requiere la Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) según lo indica la ley 11.723 que vela por la protección del ambiente y los recursos naturales, con acceso a la información pública sobre este estudio, medidas de mitigación, informe de daño sonoro, Declaración de Licencia Ambiental (DIA) y seguro de Daño Ambiental, entre otros requerimientos. Estas presentaciones deben realizarse ante el Ministerio de Ambiente Provincial”, argumentaron.
Tras pedir la difusión y publicidad de los estudios de impacto ambiental, la entidad profesional aclaró que “no nos oponemos a estos mega espectáculos deportivos que activan el turismo y la llegada de público especialista, simplemente creemos que tanto el lugar elegido como el proceso administrativo son inadecuados. Consideramos que se llega a esta instancia, en primer lugar, porque seguimos entendiendo a nuestras arenas como un recurso turístico y no como lo que es: nuestro principal espacio público. Recurso turístico que genera muy pocos o nulos beneficios económicos a la sociedad en su conjunto. Pero también damos por bueno como sociedad, la implementación de todo tipo de artificios en nuestros espacios más emblemáticos, produciendo daños ambientales y paisajísticos”.