Desarrollan un biofertilizante que podría aumentar un 6% la producción de soja

31/07/2025
Ingenierxs Agrónomxs

Un equipo internacional de científicos liderado por el investigador del CONICET Nicolás Ayub logró un avance sin precedentes en biotecnología agrícola al aplicar la técnica de edición genética CRISPR/Cas9 sobre un bioinoculante ampliamente utilizado en la producción de soja en Argentina. La innovadora modificación de la cepa Bradyrhizobium japonicum E109 promete aumentar hasta un 6% los rendimientos del cultivo y mejorar la sustentabilidad del sistema agropecuario.

Ayub, quien se desempeña en el Instituto de Agrobiotecnología y Biología Molecular (IABIMO, CONICET-INTA), explicó que esta es la primera vez que se utiliza CRISPR/Cas9 en bacterias de alto valor agronómico. La cepa editada no contiene ADN externo, lo que evita su clasificación como organismo genéticamente modificado (OGM) en muchos países productores de alimentos, como Brasil, Estados Unidos, China, India, Australia, Indonesia y Bangladesh. Este detalle técnico podría acelerar su aprobación regulatoria y facilitar la adopción comercial del nuevo biofertilizante.

El avance se da en un contexto desafiante para la agricultura: mientras el costo del gas natural —clave en la producción de fertilizantes sintéticos— se ha disparado en las últimas décadas, los precios de los cultivos se han mantenido relativamente estables. En este marco, los bioinoculantes ofrecen una alternativa más económica y ambientalmente sostenible, ya que no contaminan y permiten mejorar la fertilidad del suelo de forma natural.

Aunque los rizobios ya han transformado la agricultura al fijar nitrógeno atmosférico en beneficio de las plantas, Ayub señala que no se han identificado nuevas cepas naturales más eficientes desde hace más de dos décadas. “La cepa E109, usada en soja desde principios de los ’90, sigue siendo la más efectiva. Esto muestra que con el enfoque tradicional hemos llegado a un límite. Necesitamos nuevas tecnologías para seguir avanzando”, afirmó el investigador.

Además del aumento en la disponibilidad de nitrógeno, la cepa editada mejora la descomposición de glifosato y reduce las emisiones de óxido nitroso, contribuyendo así a esquemas agrícolas más sustentables y rentables, especialmente en rotaciones con cereales.

La edición genética realizada con CRISPR/Cas9 consiste en modificaciones mínimas del propio ADN bacteriano —equivalentes a cambiar una letra en un texto— sin introducir material genético externo. Esta precisión permite acortar significativamente los tiempos y costos para que la innovación llegue al mercado.

Se estima que la primera generación de biofertilizantes editados para soja y alfalfa podría lanzarse comercialmente en alrededor de un año. Paralelamente, el equipo ya trabaja en nuevas aplicaciones de esta tecnología: una segunda generación de rizobios que podría reemplazar el uso de fertilizantes nitrogenados sintéticos en cultivos como trigo, maíz y arroz, y probióticos modificados para reducir las emisiones de metano en el ganado.

Este desarrollo representa no solo un hito científico, sino también una oportunidad estratégica para fortalecer la productividad y la sostenibilidad de la agroindustria nacional e internacional, combinando ciencia de punta con impacto económico y ambiental positivo.

Con información de InfoGEI