La disposición “achica” las competencias de quienes se dedican a esta profesión. El alerta y estado de movilización comenzó semanas atrás en todo el país en defensa de la carrera de Ingeniería Civil.
Tanto en el ámbito académico como entre los futuros ingenieros civiles, egresados y colegios profesionales, hay incertidumbre y algo de sorpresa por una resolución (N° 1131, de 2016) que a nivel nacional busca “achicar” las competencias de quienes se dedican a esta compleja profesión.
A nivel nacional todas las instituciones donde se cursa esta carrera, se están organizando y reuniendo firmas para presentar un escrito con un pedido expreso al Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), al Ministerio de Educación de la Nación y al presidente Mauricio Macri.
La controversia surgió cuando en marzo del año pasado el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) -órgano integrado por los rectores de todas las universidades- hizo una revisión de lo expresado en el documento de 2001 y limitó las competencias de los futuros ingenieros civiles, dejando la exclusividad de buena parte de sus aptitudes a carreras de ingeniería más específicas, como Hidráulica, en Medio Ambiente, en Ferrocarriles y en Transporte, entre otras.
Así, de acuerdo a la resolución que quiere ser frenada, el área para desarrollar el campo profesional sólo se limita al diseño, cálculo y realización de proyectos edilicios y obras de infraestructura de distinta magnitud y utilidad.
Miguel Tornello, ingeniero civil, docente de la UTN y secretario permanente del Consejo de Directores de la Carrera de Ingeniería Civil de Argentina (Codic) afirmó que “nosotros defendemos la resolución N° 1232, porque de otro modo los estudiantes quedarían limitados en su ejercicio profesional futuro. Por eso pedimos que las actividades no sean reservadas sino compartidas por los profesionales”.
“Estamos defendiendo la carrera en relación a lo que creemos es un recorte a las incumbencias de la Ingeniería Civil”, aseguró Tornello y agregó que “la situación planteada viene de la mano de la incorporación de nuevas carreras de ingeniería que, a través de los años, se sumaron a la oferta académica en las diferentes universidades del país. Ello obligó a generar espacios laborales específicos para esos nuevos títulos”.
A la problemática se suma el desfasaje que existiría en el caso de recortar las competencias de los ingenieros civiles, en relación con el alto nivel de formación y exigencia que hoy tienen los estudiantes, cuyas currículas los preparan para desempeñar una gran amplitud de proyectos de ingeniería aplicada.
“En realidad, lo que sostienen desde el ámbito académico, profesional y estudiantil es que los roles no sean definidos como ‘exclusivos’, sino que puedan ser compartidos por los ingenieros de áreas más específicas. De este modo, ni uno ni otro sector de profesionales se vería afectado”.