En Argentina, más de 7000 pacientes están a la espera de un trasplante para mejorar su calidad de vida, y aproximadamente 300 de ellos necesitan recibir uno o dos pulmones. En este contexto, los kinesiólogos desempeñan un papel fundamental en el cuidado de estos pacientes durante las prolongadas internaciones mientras esperan la donación de órganos.
Dentro de la especialidad de la kinesiología intensivista, los profesionales no solo detectan y cuidan a posibles donantes multiorgánicos, sino que también se enfocan en optimizar la salud de quienes recibirán el trasplante. La preparación de los pacientes para la operación es crucial, especialmente para aquellos que esperan uno o dos pulmones. Se busca que lleguen en las mejores condiciones posibles, lo que implica mantener su actividad física y prevenir infecciones. Incluso en casos más graves, se procura que realicen ejercicios aeróbicos diarios, ya que el trasplante somete al cuerpo a un esfuerzo extremo y es fundamental contar con músculos fuertes, tanto respiratorios como del resto del cuerpo.
Además, los kinesiólogos intensivistas desempeñan un papel integral en el proceso de donación de órganos, trabajando con los pacientes en lista de espera, los pacientes críticos de terapia intensiva que evolucionan hacia la muerte encefálica y los pacientes que reciben un órgano. Su participación abarca desde la detección de posibles donantes hasta el cuidado y la rehabilitación de los pacientes trasplantados.
En la detección de posibles donantes, los kinesiólogos intensivistas colaboran realizando pruebas para confirmar la muerte encefálica, detectando la ausencia de ciertos reflejos como toser, tragar y respirar. Una vez confirmada la decisión de donar, se trabaja para mantener los órganos en el mejor estado posible y evaluar si cumplen con los criterios de donación.
En la unidad de cuidados intensivos, los kinesiólogos intensivistas se encargan de los cuidados respiratorios y neuromusculares de los pacientes críticos. Esto incluye la entrega de medicación inhalatoria, el suministro de oxígeno y su adecuado acondicionamiento, el manejo de ventilación mecánica invasiva y no invasiva, entre otros. Además, se enfocan en prevenir lesiones por inmovilidad prolongada y en restaurar las funciones perdidas.
La presencia de un kinesiólogo activo y exclusivo en la unidad de cuidados intensivos es crucial, como lo establece la Resolución Nº 747 del Ministerio de Salud del 2014. Contar con un kinesiólogo por cada ocho camas durante el horario de 8 a 20 horas y no menos del 50% de la dotación diurna entre las 20 y 8 horas trae diversos beneficios, como la reducción de la duración de la ventilación mecánica, de la estadía en la UCI y de la incidencia de complicaciones, así como una mayor capacidad funcional y fuerza muscular en los pacientes.
La kinesiología respiratoria ha ganado visibilidad durante la pandemia de COVID-19, ya que el cuidado de los pacientes, especialmente en relación con el sistema respiratorio y motor, ha sido fundamental. Aunque los desafíos fueron significativos debido al desconocimiento inicial sobre el virus y las mejores prácticas de cuidado, los kinesiólogos intensivistas han trabajado arduamente en esta tarea.
Si bien la demanda de kinesiólogos intensivistas ha aumentado durante la pandemia, la especialidad en sí no es nueva. Sin embargo, la formación en esta área ha sido limitada en el pasado. Afortunadamente, hoy en día, más profesionales están priorizando su formación en intensivismo, y el Colegio de Kinesiólogos de la provincia de Buenos Aires (CoKiBA) ofrece capacitaciones en esta especialidad.
En resumen, el papel de los kinesiólogos en el cuidado de pacientes que esperan un trasplante pulmonar es esencial. Desde la preparación para la cirugía hasta la rehabilitación posterior al trasplante, estos profesionales desempeñan un papel integral en la optimización de la salud de los pacientes y en la mejora de su calidad de vida.