Piden que el control de la vista se haga desde el primer año de vida

23/09/2015
Oftalmólogos

Las patologías mas comunes son ambliopía, estrabismo, miopía e hipermetropía y para todos los casos la detección temprana es clave para alcanzar una pronta recuperación.

En la provincia de Buenos Aires, según las estadísticas oficiales, el 12% de los chicos en edad escolar presenta alguna dificultad en la visión. Pero a esa altura, muchas veces el diagnóstico suele ser tardío y la patología se agrava y, en algunos casos, hasta se vuelve irreversible. Es por eso que los oftalmólogos insisten en que los controles sobre la vista hay que empezar a hacerlos al año de vida con el fin de evitar problemas posteriores, como casos de ambliopía, estrabismo, miopía e hipermetropía, que se encuentran entre las patologías oculares más frecuentes de la niñez.

Uno de los casos más frecuentes es cuando un nene comienza a bajar el rendimiento escolar, no copia lo que la maestra escribe en el pizarrón, y los padres, preocupados, luego de dar algún que otro reto que no revierte la conducta, consultan con distintos especialistas sin saber que la raíz del problema está en la visión. Y en ocasiones, cuando llegan al consultorio oftalmológico, la patología ocular está avanzada y las posibilidades de revertirla se reducen.

LOS PRIMEROS CONTROLES

Es por esto que, desde el ministerio de Salud de la Provincia, las autoridades sanitarias instan a comenzar los controles oftalmológicos desde el primer año de vida, aunque no haya signos de alarma ni de queja por parte del niño.

“Es que un problema frecuente -destacó el director provincial de Atención Primaria de la Salud, doctor Luis Crovetto- es que las patologías oculares se diagnostican recién cuando el chico empieza la escuela, y se manifiestan en la mayoría de los casos, a través de problemas en el aprendizaje”.

“Son al menos tres los controles que deben realizarse en la infancia -explicó por su parte el doctor Néstor Murray, jefe del servicio de Oftalmología del Hospital de Niños Sor María Ludovica- el primero debe hacerse al año de vida, el segundo a los tres años y el tercero a los 6, cuando comienza la escuela”.

“En la primera etapa -agregó- es fundamental descartar las cataratas congénitas, que por suerte han disminuido considerablemente con la erradicación de la rubéola, una de las patologías que la desencadena, gracias a la vacunación. Pero asimismo otra patología que hay que descartar a esa edad es el glaucoma congénito, que si bien no es muy frecuente, se estima que el 80 por ciento de los chicos que lo tienen lo desarrollan durante el primer año de vida”.

LAS PATOLOGIAS MAS FRECUENTES

El especialista de nuestra ciudad señaló que los problemas visuales más frecuentes en los niños son aquellos que se integran dentro de los denominados “vicios de refracción”, tales como el estrabismo, la miopía y la hipermetropía.

No obstante, mencionó dentro de las consultas más frecuentes a las conjuntivitis y a las vías lagrimales tapadas, “que pueden ser virales o bacterianas, de acuerdo a la época del año”.

Con respecto al estrabismo, es la desviación de la línea visual normal de uno de los ojos, o de los dos. Y cuando no se detecta a tiempo, puede derivar en ambliopía, una enfermedad ocular que los especialistas denominan “ojo perezoso”.

Si bien “el ojo vago o perezoso” puede revertirse con tratamiento y rehabilitación, es central un diagnóstico precoz porque, pasados los 8 años, su corrección se vuelve dificultosa, debido a la reducción de la plasticidad cerebral.

“Por eso insistimos con los controles a temprana edad”, indicó Murray.

Entre las consultas más frecuentes que se reciben en el servicio de Oftalmología del Hospital de Niños de nuestra ciudad, al que llegan diariamente chicos de todo el país, se encuentran también los traumatismos oculares, tales como úlceras en la córnea, heridas perforantes y laceraciones en las vías lagrimales.

“En este último caso -explicó el especialista- los traumatismos están relacionados con la tenencia de mascotas como perros o gatos, que con sus garras y en el afán del juego suelen lastimar, sobre todo, a los más chiquitos. Pero también en los primeros años de vida y cuando están aprendiendo a comer, muchos nenes llegan con lesiones en los ojos producidas con tenedores”.

Fuente: Diario El Día