Se consolida el cambio de tendencia y aumenta el número de estudiantes de ingeniería

27/04/2015
Ingenieros

De un ingeniero cada 6.500 habitantes en 2003, se llegó a uno cada 5.000 en 2013. Y, por primera vez en 30 años, hay más ingresantes al CBC de Ingeniería que al de Ciencias Sociales.

Cuando comenzó el CBC, en 1985, los inscriptos para la Facultad de Ingeniería superaron a quienes optaban por ir a la de Ciencias Sociales. Pero tuvieron que pasar 30 años para que la situación se repita: los 3.750 estudiantes inscriptos para estudiar Ingeniería este año superan en 500 a los del CBC de Sociales.

Más allá de la «competencia» entre facultades, que despierta interés en un país donde sólo el 20% de la población universitaria opta por las ciencias aplicadas, el dato implica un crecimiento del 3% desde el 2012 en los ingresantes al CBC de Ingeniería, un aumento pequeño pero que «puede significar un cambio de tendencia», según Jorge Ferronato, director del CBC.

Si a este dato se le suman el crecimiento en el número de aspirantes en el ITBA y de ingresantes en la UCA y la Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) y el 30% de aumento de los graduados en el período 2003-2013 (de 6.000 a casi 8.000), algo parece haber cambiado en el difícil panorama de uno de los perfiles más escasos en el mercado de trabajo.

La difusión entre los jóvenes de las posibilidades laborales que ofrece la carrera, las políticas de promoción de la ciencia y la tecnología, un contexto social que revaloriza el «modelo industrial» y los programas específicos promovidos por la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), son las principales razones detrás del cambio, según analizan los decanos de Ingeniería de la UBA, la UTN Buenos Aires y la UCA, el rector del ITBA y el presidente de Comisiones Técnicas del Centro Argentino de Ingenieros (CAI).

Sin embargo, también señalan que las dificultades persisten. El aumento de los ingresantes no garantiza que logren superar los primeros años de estudio con éxito debido a un escollo fundamental: la mala preparación en las disciplinas básicas de la ingeniería (matemática, física y química) que proporciona la escuela media.

Para Horacio Salgado, decano de la Facultad de Ingeniería de la UBA, este crecimiento en el ingreso se relaciona con la difusión: “Hacemos una campaña en el subte, visitamos escuelas secundarias y realizamos jornadas con alumnos de escuela media en la facultad», describe.

Además de la UBA, varias universidades dan cuenta de un crecimiento en el número de ingresantes. En la UNLZ, la inscripción dio un salto este año, de 360 en el primer cuatrimestre de 2014, pasó a 500, según informa Diego Serra, secretario de Planeamiento de la Facultad de Ingeniería.

También en la UCA «la cantidad de chicos viene creciendo de manera consistente desde hace varios años», dice Roberto Agosta, decano de la Facultad de Ingeniería. «Creo que hay dos razones: el aumento del prestigio social de la profesión y el dato cierto de que hoy cualquier ingeniero tiene trabajo», agrega.

En el curso de ingreso del ITBA, «estamos con una tasa de crecimiento del 20%», informa José Luis Roces, su rector. Sin embargo, el número de quienes aprueban el curso se mantiene estable: «En el año 2002, de 400 postulantes ingresaban 300. Hoy, se postulan 800 e ingresan 350», dice, advirtiendo sobre el deterioro de la enseñanza de las ciencias básicas en el secundario.

En el caso de la regional porteña de la UTN, tanto la cantidad de aspirantes (es decir, los que se inscriben para el curso de ingreso) como la cantidad de ingresantes se mantienen estables desde 2004. Pero Guillermo Oliveto, su decano, advierte que «creció la cantidad de ingresantes de escuelas privadas, lo que muestra que la igualdad de oportunidades está amenazada».

«Sí hay un crecimiento de reingresantes: los que habían dejado la carrera y volvieron a cursar», agrega el decano. Este aumento, que repercutirá en la cantidad de graduados de este año, tiene su causa directa en el Programa de Estímulo a la Graduación (o programa Delta G) de la SPU. El programa convocó en 2014 a los estudiantes que estuvieran trabajando y les faltaran de 1 a 4 materias para recibirse, y les otorgará un premio de $25.000 si logran graduarse en un año.

En la UBA, el número de egresados viene creciendo desde 2004, cuando se recibieron 360. El año pasado lo hicieron 591 alumnos. «Tenemos 350 estudiantes aprobados para el programa Delta G. Siendo pesimistas, si pensamos que de esa cantidad logran graduarse 200, entonces tendríamos este año un récord absoluto de 800 egresados», calcula Salgado.

El Delta G forma parte del Plan Estratégico de Formación de Ingenieros (PEFI) del Ministerio de Educación, que apunta a que el país tenga un graduado cada 4.000 habitantes en 2016 (es decir, 10.000 graduados por año). Tomando los datos de 2012, últimas estadísticas disponibles de la SPU, y considerando 26 títulos de ingeniería y afines, hoy hay un graduado cada 5.000 habitantes (8.000 egresados anuales). Esto implica un importante crecimiento desde 2003, cuando había un graduado cada 6.500, pero está lejos de los indicadores de países como Alemania y Francia, que gradúan un ingeniero cada 2.000.

Por otra parte, «el Estado puso a la ingeniería en la agenda, y eso hizo que cobrara cierta importancia», dice Oliveto.