Una droga contra la diabetes logró reducir la progresión del Parkinson

26/04/2024
Médicxs

A pesar de los tratamientos existentes que alivian los síntomas, el Parkinson sigue siendo una enfermedad cuya progresión carece de soluciones farmacológicas definidas. Sin embargo, un estudio clínico de fase 2, recientemente publicado en la revista ‘NEJM’, ha arrojado luz sobre un posible avance significativo en esta área.

El estudio, llevado a cabo por investigadores del Centro de Investigación Clínica de Toulouse (Francia), se centró en la lixisenatida, un análogo del receptor GLP1 utilizado comúnmente en el tratamiento de la diabetes tipo 2 y la pérdida de peso. La investigación involucró a pacientes diagnosticados con Parkinson en etapa temprana, sin complicaciones motoras significativas, y bajo tratamiento sintomático estándar. Los participantes fueron asignados al azar para recibir lixisenatida o un placebo durante 12 meses, seguido de un período de lavado de 2 meses para evaluar los efectos después de suspender el tratamiento.

Los resultados del estudio revelaron una disminución modesta pero estadísticamente significativa en la progresión de los síntomas motores en pacientes tratados con lixisenatida en comparación con aquellos que recibieron placebo. La evaluación se realizó utilizando la Escala de Evaluación de la Enfermedad de Parkinson Unificada de la Sociedad de Trastornos del Movimiento, donde una menor puntuación indica una menor discapacidad motora.

Aunque la mejora observada fue de solo 3 puntos en la escala, los investigadores consideran que este resultado es relevante desde el punto de vista estadístico. Sin embargo, se observaron efectos secundarios gastrointestinales, como náuseas, vómitos y reflujo, en un porcentaje significativo de pacientes que recibieron lixisenatida.

José Luis Lanciego, del Centro de Investigación Médica Aplicada de la Universidad de Navarra, destaca la importancia de evaluar la relevancia clínica de esta mejoría, considerando también los efectos secundarios asociados. Lanciego subraya que la investigación plantea interrogantes sobre si la reducción observada en la progresión de la enfermedad justifica los efectos adversos gastrointestinales.

Además, se reconoce que el estudio tiene limitaciones, como la dificultad para discernir si la mejoría observada se debe al tratamiento con lixisenatida o a la medicación antiparkinsoniana existente. El tiempo de seguimiento relativamente corto (12 meses) también sugiere la necesidad de ensayos más prolongados para evaluar adecuadamente los efectos a largo plazo de la lixisenatida en pacientes con Parkinson.

Los resultados preliminares de este estudio ofrecen esperanza para el desarrollo de terapias que puedan ralentizar la progresión de la enfermedad de Parkinson. No obstante, se requieren investigaciones adicionales y ensayos clínicos más amplios y prolongados para comprender mejor los efectos y la seguridad de la lixisenatida como tratamiento potencial para esta enfermedad neurodegenerativa.

Este descubrimiento destaca la importancia de la investigación continua en el campo de las enfermedades neurodegenerativas y ofrece una nueva dirección prometedora para abordar el tratamiento y la gestión del Parkinson.